Creatividad locura. En el edificio Guadalupe, viven mis dos referentes de la creación colectiva: Teto Ocampo y Santiago García. Pareciera un movimiento cósmico que la vida pusiera a estos dos seres en el mismo edificio, uniendo gente para reflexionar sobre Colombia y sanar un meridiano de La Candelaria (la calle 14) con música, teatro, círculos de palabra, conciertos musicales y mecanismos para encontrar la pureza del lenguaje, que nos inspire en nuestras próximas obras artísticas, mientras Patricia Ariza sostiene “la llave del mundo ” de Santiago García, dos cuadras al sur, en el Teatro la Candelaria. Todo esto es un conjuro para aliviar las cicatrices que la historia ha dejado a lo largo de la calle 14, un hilo del corazón de Bogotá.
El 9 de abril de 2018, fue más importante que la conmemoración de los setenta años del bogotazo. Sobre la misma calle 14, la que 70 años atrás, había recibido el impacto del cuerpo muerto de Gaitán, el espíritu de la Quebrada de San Bruno (hoy, callejón del embudo) gritó lo más fuerte que pudo hasta que rompió el tubo que canaliza sus aguas y dieron a Jesús Santrich, orden de captura por supuestos vínculos con el narcotráfico. El mismo día, el 9 de abril de 2018, Colombia volvió a traicionar la paz, como un segundo Bogotazo y el agua de la Nación Muisca gritó por ella abriendo un hueco gigantesco como un acto de purificación. Probablemente, con la energía de la música de Teto y los libretos de Santiago, Colombia pudo respirar por algún lado, atacando un furúnculo lleno de crueldad, que por fin explotó.
Del 9 al 11 de abril, las cuadras aledañas a la explosión acuática, quedaron sin servicio de agua. El martes 10 de abril, todos los periódicos hablaban de la captura para extradición de Jesús Santrich por solicitud del Gobierno de Estados Unidos, y un contratista despejaba la arena que obstruía el tubo del agua para lograr sellarlo con alguna solución. Hasta el día en que estoy escribiendo este párrafo, el hueco de la Calle 14 con segunda no ha terminado de cerrarse y el fiscal de los Estados Unidos arribó a Colombia para entrevistarse con el Fiscal colombiano y el Presidente de la República, pues la JEP extravió la carta en la que solicitaban las pruebas. Pareciera que nuestro hueco no se va a cerrar hasta que se sepa toda la verdad.
Pasaron los días y el hueco de La Candelaria aumentaba su tamaño, mientras los contratistas de “Bogotá mejor para todos” admiraban un quebrantamiento consecuente de obras civiles que terminó convirtiéndose en un desastre natural. A los ocho días el hueco era gigantesco, ya no había herramientas que controlaran su dimensión y su poder era tan intenso que, tal como si fuera un portal hacia el infierno de las películas de magos celtas, el hueco se “tragó” una excavadora.
El hueco era tan misterioso que entre amigos y vecinos empezamos a peregrinar hacia él con diferentes reflexiones y teorías sobre su origen, que en cada visita, lo inverosímil de su tamaño, nos llevó a hipótesis diversas. Los días previos a la ruptura del tubo de agua estuvieron dando vueltas por la zona más arhuacos que de costumbre; por esos días, eran más y más los que visitaban a Teto y daban vueltas a la manzana, como sensores radiestésicos. Una intuición transmedíática, me hizo pensar en algo más que una falla de cálculo de ingeniería y recordé la historia en la que cuentan que los Mamos de la Sierra abren huecos en la Tierra cuando hay una enfermedad muy grave y es necesario que se limpie el territorio. Realmente creí que ellos habían provocado el hundimiento absurdo que se dio después, para limpiar mucha energía negativa que ya estaba acumulada y que había que evitar que siguiera haciendo daño.
El asesinato de Gaitán, en el del joven del barrio, la familia asesinada, el suicidio de José Asunción Silva , la decisión de suicidarse de María Mercedes Carranza , la quiebra de Holofónica y otros sucesos de la calle 14 me permitieron ver la ciudad como un cuerpo y entendí el concepto de acupuntura urbana de la que Manuel Hernández me había hablado junto a muchas historias de la cultura mundial, que reconocen puntos del planeta como portales energéticos. Igual que en nuestro cuerpo, hay chacras y puntos acupunturales que interconectados, son el flujo vital para el bienestar. Tuve una crisis paranoica, en la que pensé que todas las tragedias que se dan en el mundo, especialmente sobre la calle 14, son ataques a los puntos de energía principales del corazón de la ciudad y si. En una de las peregrinaciones al hueco con Manuel Hernández, en el barrio La Concordia él me enseñó que la palabra concordia, viene de concorde, que significa corazón compartido. Confirmé mis sospechas new age, que en algún lugar del planeta o en muchos, había gente pensando en atacar el corazón de Bogotá, así como nosotros nos reunimos donde Teto a pensar en su purificación.
“¡Gigantesco hueco se abrió en el Centro Histórico de Bogotá!”, decían medios de noticias de diferentes ciudades, boletines locales y residenciales, en los que alertaban que estarían sin servicio de agua por algunos días y que por eso era importante ahorrar agua. El grito de la Quebrada de San Bruno, nos hizo caer en cuenta del agua de Bogotá y mientras que se regaban el agua y las noticias, de voz a voz como en los viejos tiempos, toda la ciudad habló del hueco, sin diferencias políticas, religiosas o económicas; es tan espantosamente cierta su existencia, que era imposible no creer en él. Vimos el hueco, lo leímos y toda su imagen era verdad, nadie era culpable de eso, ni siquiera los trabajadores de la construcción del colegio distrital y la plaza de mercado. Era un llamado, lo único que estaba pidiendo, es que pensemos en el agua. A la Quebrada de San Bruno la enterraron viva, igual que a sus ríos hermanos. Eso me hizo muy bien, no pensar que esa agua está enterrada, pensar que está viva.
Manuel también me enseño que justo al lado del hueco, hubo un restaurante gitano hace más de cincuenta años, donde hay un eucalipto gigantesco que alguien sembró para que el espíritu húmedo de la quebrada de San Bruno no entrara en la casa. No sabemos si fueron los gitanos o fue antes que llegó el árbol. En este tiempo, ni el eucalipto pudo detener el grito de la quebrada.
Conexión Acústica. Entre varios amigos y vecinos nos pusimos a consultar sobre el agua de Bogotá y nos dimos cuenta de que estábamos desconociendo una parte importantísima en el tejido de estudios sobre la música bogotana. Teto me estaba enseñando a componer con su sistema para hacer música, el mismo que también nos ponía a reflexionar sobre la salud, el cosmos, la política, nuestras emociones y acciones para obtener una canción con la intención de sanar algunas cosas sobre inquietudes personales, y al descifrar la poesía es la canción, salió una frase afín con el hueco: “fuego emperador sedado con agua de fe”. En acupuntura china, el fuego emperador es el elemento del corazón, que era el que pretendíamos sanar y el elemento que sanaría ese fuego, sería el agua de fe. La fe en San Bruno o en el poporo de los arhuacos que habrían desbordado el agua para menguar un fuego excedido con tanta bala en el corazón de Bogotá.
El agua habló y nos recordó que bajo el asfalto y el cemento hay once quebradas y dos ríos solo en la Candelaria, los que regaban a Bogotá, más todas los que se fueron sumando en la medida que el urbanismo se fue tomando la Sabana. Inmersos en la magia topográfica y pensando en los sitios que íbamos a elegir para hacer la performance de mi investigación, Teto lanzó sobre un mapa de la Candelaria, una estrella de cinco puntas, que indicaría una escala musical pentatónica, que esta vez, no la usaríamos para poner notas musicales sobre el cuerpo humano, sino sobre el territorio, Bogotá.
Yo no me iba a quedar con la curiosidad por saber si había algún tipo de sincronismo o conexiones, entre el cauce de los ríos y quebradas vecinos, la estrella de cinco puntas y las salidas del sol en relación con los cerros tutelares de Bogotá. Un artículo del 2016, en el periódico de la Universidad Nacional, que llegó a mis manos por azar y otro de Julio Bonilla que seguía una investigación sobre las salidas del sol en los solsticios y equinoccios, exponen la demostración matemática de que en el solsticio de verano, el sol sale por Monserrate, en el del invierno por Guadalupe y en los equinoccios, el sol sale justo en medio de las dos montañas. En las cuatro fechas, el sol pasa por un mismo punto, encima de la Catedral Primada (Bonilla, 2011, p. 10), la que enterró el observatorio astronómico muisca más importante de la zona.
Superpuse la estrella de cinco puntas y los trazos vectoriales de Julio Bonilla, sobre el mapa de la Candelaria. La sorpresa fue mayor, ya que las líneas de la estrella encajaron perfectamente con las mediciones astronómicas y la punta de la estrella, sería el punto de partida de unas acciones dedicadas a la pureza en el lenguaje de la Plaza de Bolívar. Germán Arciniegas, nos pidió en muchos de sus textos sobre las plazas bogotanas, que teníamos que buscar la manera de recuperar la verdad de la palabra y nos hizo caer en cuenta de que la herencia española generó en el mestizaje una responsabilidad colectiva de las congregaciones en plazas (2010, p. 9), como otras formas de maloca.
Danza creación. En seguida, nos reunimos varios amigos y les conté la historia, hicimos reflexiones y conjeturas, concluyendo que teníamos que hacer un pagamento al agua. Decidimos que sería en el cerro de Guadalupe, porque era el mejor lugar para pagar por el agua. En el círculo de palabra previo al pagamento, hablamos de la música y del agua, del torrente femenino como el guardián de la vida. Entre los asistentes, estuvo Janeth, amiga del pueblo Misak que nos enseño que el nombre de su pueblo significa gente de agua y que había ríos y lagunas femeninos y masculinos. A una chica de Israel, le sorprendió mucho que los ríos de Bogotá estén tapados o contaminados y nos enseñó, que el agua de los ríos trae el espíritu de las emociones y que si los ríos están tapados, las emociones están tapadas. Floresmiro nos enseñó que por el río navega el espíritu de la música y que el río le da sentido y ritmo a la música de los pueblos. (Ayala, 2019 p. 115)
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Pequeño 5. Según la brújula para componer de Teto, la estrella de cinco puntas determina un modo pentatónico de una escala musical. A cada vértice de la estrella el corresponde un elemento entre madera, fuego, tierra, metal o agua que va a elegir unas notas musicales de una carta en coordenadas polares que representa el territorio – cuerpo, enlazadas con las horas del día, los signos zodiacales, los órganos, los colores, los elementos, entre otras cualidades que figuran la relación que existe entre el cuerpo y la fenomenología del universo (Merleau-Ponty, 1993, p. 410). En el círculo de palabra se analizan las energías que se deben sedar o alimentar, se define cuál estrella de las cinco posibles, es la que va a “gobernar” la escala, luego se elige la primera nota de la escala y se leen las notas en cada punta de la estrella.
La estrella de cinco puntas no es el único pentagrama que uso en el ejercicio creativo. El pentagrama musical es el cuaderno de la escritura musical, y en la Espiral Sonora por Bogotá, es el símbolo de creación colectiva, en el que cambia la estrella por la proyección de sus puntos horizontales en un plano de cinco líneas y cinco espacios que servirán para poner el pensamiento de un oráculo colectivo en notas musicales. (Ayala, 2019 p. 143)
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Performance de Carnaval
Performance de Carnaval es la última entrega de un laboratorio creativo que promueve la construcción histórica a través de las prácticas artísticas en la ciudad contemporánea. Es la puesta en escena de una matriz que cruza las interfaces estética, social, económica, mediática y ambiental con sus caminos: lo multimedia, contemplaciones, la poesía, la empatía erótica y el goce. El montaje final se convirtió es un dispositivo multimedia no conectado , como un sistema de ecuaciones multivariable que permite que cada vértice que se da entre cada interfaz y cada camino, sea un nodo permeable y sensible que puede ser iniciado por elementos culturales materiales e inmateriales que representan la territorialidad para darle sentido histórico a una acción artística, simbólica, política y ritual a favor y a través de un territorio, en este caso Bogotá.
La receta. El camino a la Performance de Carnaval, tuvo varios episodios. El primero, el hueco de la Candelaria, para mí determino que ese sería el punto de origen de la Espiral Sonora por Bogotá, y en ese momento supe que la performance que resultara de la investigación, iba a suceder en el lugar del hueco, alrededor de él o en espacios relacionados. Me impresionó que ese enigmático hueco, su abriera justo en el sector que habría sido mi punto de partida de la investigación, teniendo como referencia la importancia de la Plaza del Chorro de Quevedo como lugar posible de la fundación de Bogotá. El segundo momento fue un círculo de palabra que convoqué, para hablar del hueco de la Candelaria, de la música y la geografía de Bogotá, en el que nos dimos cuenta que a pesar de ser un territorio de agua potable, la historia de la ciudad moderna ha estado enmarcada en muchas tragedias alrededor del agua, hasta el punto de que sus ríos y humedales hoy son canales de aguas residuales, avenidas vehiculares, centros comerciales y complejos residenciales. Hoy, el agua de Bogotá pertenece al acueducto y la música que viaja por su espíritu, no se sabe como suena ni donde quedó escondida o atrapada, seguramente en charcos llenos de desechos tóxicos.
El tercer momento sucedió en una reunión con Teto, en la que estábamos revisando en el Atlas Histórico de Bogotá 1538 – 1910 (2004), la historia de las fuentes de agua y cómo fueron desapareciendo, mientras decidíamos en qué lugares de Bogotá íbamos a reunirnos para experimentar con diferentes músicas. En ejercicios previos de composición musical, le había pedido a Teto que me permitiera usar su brújula como una de las herramientas de composición para el ejercicio creativo de mi investigación y al pensar la ciudad como un cuerpo, habíamos resuelto que el órgano que íbamos a invocar para su sanación era el corazón y su relación con el agua, ya que el hueco estaba en el barrio del corazón compartido (La Concordia) y usaríamos la estrella de cinco puntas del modo pentatónico del elemento metal. Hasta ahí, teníamos cinco puntas y cinco notas musicales, que según nuestro análisis, serían Do (C), Re (D), Fa (F), Sol (G) y Si bemol (Bb) y de la relación que tiene la brújula de composición con los meridianos principales según la medicina tradicional china, el elemento del corazón es el fuego emperador y al fuego lo apaga o seda el agua, según las interacciones destructivas o triunfadoras del movimiento de los cinco elementos (Dale, 2012, p. 249).
Ya teníamos una escala pentatónica y una intención: “fuego emperador sedado con agua de fe con un impulso de metal”. Entonces, llegó el cuarto momento, después de que hablamos de visitar cinco lugares e ir a improvisar en cada uno sobre los modos pentatónicos de esa escala. Teto lanzó la estrella de cinco puntas sobre un mapa de la Candelaria y la punta de la “cabeza” de la estrella, cayó justo sobre la plaza de Bolívar. Por azar, nos dimos cuenta que los otros puntos, estarían cerca de los demás que elegimos como escenarios de nuestra Performance. El quinto momento, fue una conversación con Manuel Hernández, en la que me habló del concepto de acupuntura urbana y otra con Fernando Avella en la que me habló de los chacras y meridianos del planeta como portales energéticos que se usan en muchas tradiciones espirituales del mundo para sanar o enfermar territorios. Luego de estas dos reuniones, descargué de Internet un mapa de Bogotá y el artículo de Julio Bonilla Aproximaciones al observatorio solar de Bacatá (2011), en el que describe matemáticamente los ángulos que hay entre la Catedral Primada , antiguo observatorio muisca y los cerros tutelares Monserrate y Guadalupe. Sobrepuse sobre el mapa de La Candelaria, unos vectores con las mediciones de Julio Bonilla y la estrella de cinco puntas de la brújula de Teto, cuyas dimensiones están relacionadas con cada hora del día. Me llevé la sorpresa de la vida. Las líneas de la estrella coincidieron perfectamente con los cálculos astronómicos del profesor Bonilla. Al trazar la línea que determina el recorrido del sol en los equinoccios, el boquerón del río Bicachá (San Francisco) la estatua de Bolívar y el hueco de La Candelaria están en su misma pendiente. Al mantener esas proporciones, los lugares que marcaron las otras puntas de la estrella fueron: la esquina donde cayó Jorge Eliécer Gaitán, la Calle 16 con Carrera segunda que está en proyección con el cerro de Monserrate, la subestación eléctrica de La Candelaria que está en proyección con el cerro de Guadalupe y la Calle 9 con carrera 4 en proyección con el río Tchiguachí (San Agustín).
Imagen 33. Mapa con los alineamientos de la salida del sol sobre las montañas de Guadalupe y Monserrate durante los solsticios y equinoccios. Fuente: Google Earth (15/enero/2011). Base Cartográfica para alineamientos. Fuente: Julio Bonilla.
Imagen 34. Mapa de la Performance de Carnaval. Fuente mapa: Google Maps 2018. Versión ampliada: Ver Anexo 4.
Decidí usar el pentagrama gigante de la performance Improvisación de una inconforme y las cartas con sustantivos de significados positivos como herramienta compositiva de creación colectiva durante la acción en cada sitio. Cada participante, invitado o no, tendría el derecho a poner en el pentagrama una carta escogida al azar e ir construyendo una melodía. En nuestro dispositivo, cada lugar está representado por uno de los cinco elementos chinos entre madera, fuego, metal, agua y tierra, una nota musical, un órgano, una emoción y un color. Ayudándome de otros oráculos, a cada lugar lo acompañó una carta de los arcanos mayores del tarot, un orisha de la tradición yoruba africana, un santo católico y un animal sagrado muisca, con los que quise explorar el sincretismo de diferentes expresiones culturales adoptadas por el mestizaje en una sola puesta en escena. Utilizamos otros símbolos y signos de estas imágenes espirituales con colores, instrumentos musicales, alimentos, números, palabras clave, esencias y la invocación del espíritu de cada animal en una danza que Floresmiro Rodríguez Mazabel bailó en cada sitio, siguiendo las músicas que los demás improvisamos a partir de la escala y la melodía colectiva que entre todos, escribimos en el pentagrama gigante. (Ayala, 2019 p. 144)
Ayala, L. (2019). El Hueco de la Candelaria y la Espiral Sonora por Bogotá: Entre la Creación Colectiva y el Happening. (Tesis de maestría). Universidad Distrital Francisco José de Caldas Facultad de Artes ASAB. Bogotá, Colombia.
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